La corrosión es un daño no deseado del material como consecuencia de reacciones químicas o electroquímicas provocadas por el ambiente en el cual se encuentra y que hará que la estructura pierda sus características iniciales llegando incluso a inutilizarla.
Hay varias posibilidades de proteger el acero contra la corrosión:
- Recubrimientos orgánicos, se aísla la superficie del ambiente corrosivo, esto puede llevarse a cabo mediante la aplicación de diferentes esquemas de pintura.
- Conversión química, la superficie del acero es químicamente alterada para que disminuya la velocidad de reacción de corrosión.
- Aplicar una “ capa de sacrificio”, esta capa, p. ej. de zinc provee una barrera física y electroquímica. Algunos de estas posibilidades son combinables.
¿ Qué es la metalización?
Se trata de rociar un metal fundido con mayor velocidad de corrosión que el acero sobre el propio acero, propiciando así una protección anódica . Esto se realiza con el uso de una pistola especial que funde el material (Zinc y/o Aluminio o la mezcla de ambos) proveniente de barras o polvo y lo vaporiza en pequeñas gotas sobre la superficie.
De esta forma, se deposita una capa de metalizado (zinc) rugosa, los espesores pueden ser variables.
A continuación se plantea esquemáticamente la construcción de la capa de metalizado:
- Movimiento de las partículas de zinc/aluminio fundido al sustrato.
- Colisión y dispersión de las partículas sobre el sustrato.
- Transferencia del calor al metal base (mínima con respecto al galvanizado)
- Solidificación e incrustación del material rociado.