La pintura intumescente es un sistema de protección pasiva contra el fuego, una de las alternativas disponibles para obtener una estabilidad ante el fuego en las estructuras metálicas.
Tiene la capacidad de expandirse a causa de reacciones químicas que se producen con el aumento de la temperatura transformándose en un material espumoso termoaislante con bajísimos niveles de conductividad térmica, mil veces menor que el del acero.
Cuando el calor aumenta, el grosor de la pintura aumenta unas cincuenta veces con respeto a su volumen inicial transformándose en un grueso almohadón aislante que protege la estructura metálica de la acción del fuego.